viernes, 28 de diciembre de 2012

Un encuentro inesperado

Sola, sobre la yerba cansada de lo que pasa y lo que no pasa entre las ramas de los arboles, mirando a los centauros pasar solo para evitar a aquel macho que la vigila con recelo, oye a las aves cantar, al viento soplar, sintiendo como el agua corre bajo sus pies... ignorando a las sirenas que vanidosas la envidian, viendo a los faunos fornicar con el resto de sus compañeras, las ninfas de la tierra, los arboles, las damas del fuego y el agua... aquellos machos que ansiosos esperan a que ella decida al fin hablar con alguno de ellos, ahí a orillas de donde el rió y el viento la vieron nacer, ahí sigue, sola, frágil, inmóvil...
Silencio... fue lo que invadió el bosque de un momento a otro, ninguna hada volaba, ningún fauno cortejaba, ninguna ninfa seduciendo  ninguna sirena cantando... ella volvió la cabeza para ver de que se trataba y lo que vio fue la dejo casi inmóvil  apenas si tuvo la fuerza para poder ocultarse, la sombra de un macho, uno que no se parecía a lo que ella había visto en todo el bosque, no tenia cuatro patas, ni cuerpo de caballo, tampoco tenia pesuñas o lana en las piernas, no tenia cabeza de toro, tampoco una aleta como muchos otros, no tenia cuernos ni tenia un cuerpo hecho de plasma, tampoco era de estatura baja, ni tenia alas...
Este ser era alto, fornido y de proporciones mas definidas; caminaba sobre dos piernas, que parecían estar cubiertas de una cubierta de piel que parecía no ser la suya... de hecho todo su cuerpo estaba cubierto de esa manera... llevaba una especie de hoja en la cabeza y una madera curva atada con una cinta por los extremos, tenia también varios bastones que parecían ser las ramas mas delgadas de un árbol  con una punta en uno de los extremos...
Era macho, eso era seguro, por la forma en que caminaba y la mirada intimidante que tenia.
Sí, ella quería salir de donde estaba pero no podía hacerlo, era contra las reglas del bosque... sabia que este ser provenía de muy legos, probablemente de aquel lugar del que todos en el bosque hablaban, un lugar cerca del mar, con construcciones extrañas para ellos, en donde parecian habitar, todos ellos parecidos, caminaban en dos piernas y se dedicaban a destruir los bosques cuando necesitaban construir una caja de esas en las que ellos parecian meterse... ella estaba segura de ello y aunque estaba segura de que el no la veia podia sabia que el sentia su presencia...

1 comentario:

  1. ya tuvo que aparecer el hombre para alterar todo lo bello y la armonía...

    ResponderEliminar

Lo que la brisa y el viento dicen