martes, 30 de julio de 2013

El Rey: La Advertencia de Mérida

Ordeno la Reina a su fiel dama de compañía que llevara a sus nuevas damas a la casa de la Reina y que les diera las respectivas instrucciones de lo que debían hacer. Así lo hizo la doncella de cabellos dorados, y al estar a solas con su amiga Céltica le advirtió sobre los deseos del Rey.
— Debes saber que su alteza el Rey, no es la clase de hombre que parece, como la mayoría de los hombres en este lugar, él tiende a ser victima de sus deseos carnales y hará cualquier cosa para tener la oportunidad de que estén a solas,  ¡No se la des!, nosotras debemos nuestros votos de castidad a la Reina, podemos salir con algún muchacho, pero no podemos estar a completamente a solas con ningún hombre; o eso puede causar nuestro despido, si tenemos cualquier intención de vivir con algún joven apuesto, es nuestro deber avisarle a la Reina para que ella lo apruebe y consiga nuestro remplazo, de lo contrario puede costarnos incluso la vida —.
— ¿Quieres decir que no debo ver al Rey incluso si el me lo pide como una orden? —.
— Él no puede darte ordenes, ya que tu sirves a  la casa de la Reina, sé que él te nombro la cantante de toda la corte, pero antes tienes un deber con la Reina, por lo que si intenta sacar provecho de ello no obedezcas sus ordenes, aun si te despide; solo sera de tu puesto en la corte más no en la casa de la Reina, de ahí en fuera todo el día es para nosotras, para ir a la aldea o incluso al bosque o a la playa, siempre y cuando estés puntual y elegante a la hora de descanso de la Reina por las tardes, claro que por hoy debes estar aquí el resto del día, todos tenemos que prepararnos para el regreso del Príncipe—.
— ¿El Príncipe? — pregunto Céltica — ¿Él también es como el Rey? — quiso saber.
— Bueno, hasta ahora se ha mostrado respetuoso con las damas de la corte, ninguna se ha quejado de él y parece ser un gran caballero, no creo que tengas porque preocuparte, ahora vístete, arréglate y prepárate, hoy cantaras para muchas personas... ¡Ah! se me olvidaba, cuídate de algunos de los amigos del Príncipe, tienden a parecerse al Rey —.
Se quedo sola en la habitación que su amiga le había asignado y se preguntaba si encontraría al hombre que ella buscaba, pensaba en todo lo que había pasado para llegar hasta ese punto. Mientras veía los hermosos vestidos que tenia en su armario se daba cuenta de eso no la representaba, se miraba al espejo y podía ver que no era ella, se extrañaba a si misma y pensaba en si estaba o no haciendo lo correcto, tenía muchas dudas sobre lo que a partir de ahora pasaría, extrañaba el canto del río en donde vivía, extrañaba respirar entre los inmensos arboles, extrañaba incluso el insipiente canto de las sirenas y el estruendoso y molesto galopar de los centauros, a medida de que pasaban los días extrañaba su mundo, extrañaba su hogar... ¿Tal vez debería regresar?

1 comentario:

  1. Espero que no tenga ningún problema ni con el rey, ni con el principe ni con sus amigos...

    Menos mal que le advierten, sino sería presa fácil..

    ResponderEliminar

Lo que la brisa y el viento dicen